Dos filosofías en Mio Cidpor Miguel Garci-GomezNinguno de estos críticos basa sus teorías en el examen y el análisis, minuciosos del texto y contexto del Cantar. Smith, no hay duda, parece haber examinado con mucha mayor curiosidad y atención cientos de documentos de la época. Tras haber consumido tanto tiempo en su estudio y haber escrito tanto en defensa de Per Abad, le es hoy imperativo creer que existe una unidad de composición; dividirla y creerla de dos autores, le restaría mérito a su Per Abad; se explica pues que no le gusten ni las teorías de von Richthofen ni las de Garci-Gómez con respecto a división dual y a la probable distancia temporal en la composición de la Segunda Parte.1 Gesta En la Razón se ensombrece esa visión expansionista de la Gesta; a su autor ya no le mueve esa dinámica de ir y venir, de comprar y vender, de la guerra y su botín; sin prisa y sin pausa, desde el mismo comienzo de su escrito, procede al descuartizar los casamientos de los Infantes de Carrión con las hijas del Cid, hasta sustituirlos al final por los casamientos de éstas con los Infantes de Navarra y Aragón; con los segundos matrimonio, el autor de la Razón, si por una parte se mostraba más cercano a la historia, sacrificaba por otra el mensaje literario que trató de transmitir el autor de la Gesta. Al autor de la Razón no le preocupaba tanto el mensaje de un ejemplo positivo del expansionismo castellano. Sus Infantes de Carrión prefirieron regresar a Castilla; su mensaje sería negativo: por regresar lo perderían todo, cuando ellos creyeron ganar.
Raquel y Vidas se nos muestran altamente motivados a recibir las arcas en empeño; no sólo porque eran amigos caros (103) de Martín Antolínez, sino porque, como todos sabían en Burgos, el Cid se había quedado con las parias y lo que recibían en depósito eran, según creían, dos arcas llenas de oro esmerado (113). El Cid se mostraría muy compasivo con los moros, para que no dijeran mal de él:1
Efectivamente, los moros respondieron a los gestos compasivos del Campeador, como era de esperar, con bendiciones: El folón (960) conde de Barcelona no quiso atender el ruego del Cid de que le dejara ir en paz (déxeme ir en paz 978) y salió a su paso para ajustarle las cuentas por las injurias pasadas y presentes:
Vencido el Conde, el Cid le trata con la mayor hospitalidad, le pone en libertad y le despide con ricos presentes:
El Conde, al partir, reaccionaría como era de esperar, prometiendo al Cid que por lo que a él tocaba, nunca jamás volvería a atacarle:
En resumidas cuentas, que el Cid, como leeríamos unos versos más abajo, jamás le había jugado a nadie una mala partida:
La lealtad pagaba. El episodio del Conde de Barcelona fue una pequeña muestra del gran problema con el rey Alfonso. Si el rey no se había fiado del Campeador, tampoco habría de esperarse que se fiara el Conde. Si éste terminó por reconciliarse con el Cid, también el monarca terminaría por perdonarle y darle su amor:
No fue un perdón o amor gratuito, sino ganado a fuerza de misivas de Minaya, a fuerza de regalos. En la primera embajada recibió el rey treinta caballos. El rey se mueve a perdonar, por lo pronto, a Minaya. En la segunda embajada recibe de Minaya cien caballos, con lo que consigue la devolución al Cid de los bienes confiscados, a la vez que se lleva a Valencia a la mujer y a las hijas del Campeador con las damas de su séquito. La tercera embajada de Minaya, con el doble de caballos, culmina en el perdón y el amor real. Ni siquiera el hospedaje de la esposa y las hijas del Cid en el monasterio de Cardeña fue gratuito. El Cid hizo una primera entrega de cincuenta marcos con una promesa de doblarlos en el futuro:
La petición de mano de las hijas de Cid obedeció a motivos muy crematísticos, muy humanos. Los Infantes, quizá del bando de los "enemigos malos" que ocasionaron el destierro del héroe, se sintieron atraídos, como era de esperar, hacia las muy celebradas riquezas del Campeador:
A los intereses de hacerse ricas obedeció, como era de esperar, la respuesta de las jóvenes a su padre y su propuesta de los casamientos:
Es decir, en el movimiento dramático de la Gesta se va trazando progresivamente una trayectoria de enemistad a amistad; los conflictos iniciales terminan en una reconciliación que supera el estado de relaciones tal como existían con anterioridad. No había problema que la ganançia mutua no pudiera solucionar. Todo se cumplía como era de esperar. Razón: ¿Pudo un mismo autor en el curso de su composición cambiar tan radicalmente de visión? La visión optimista del autor de la Gesta frente a la visión de escepticismo del autor de la Razón consigue su más lograda expresión en la función, en la virtud que uno y otro asignan a las oraciones de sus personajes. Todas las oraciones de la Gesta recibieron crecido cumplimiento. Se cumpliría la oración del Cid por sus hijas, cuando aquél, en su despedida hacia el destierro, rogó por poder verlas algún día casadas:
Ninguna de las oraciones de la Gesta resultaría frustrada. Mientras que el vocablo Dios aparece con igual proporción en los dos libros, la oraçió n, la misa, la iglesia, las referencias a Santa María bien la Virgen o su santuario a Santiago o Mahoma y a cristiano, cristiandad y cristianismo, santiguarse, etc., se dan con una frecuencia muy superior en la Gesta: Libro Casos %Real %Esperado Diferencia lo religioso2 GESTA 134 89% 61% 28% RAZON 16 11% 39% 28% oraçión,3 GESTA 13 93% 61% 32% etc. RAZON 1 7% 39% 32% María Madre4 GESTA 5 83% 61% 22% RAZON 1 17% 39% 22% Santa María5 GESTA 15 83% 61% 22% RAZON 3 17% 39% 22% santiguarse6 GESTA 5 83% 61% 22% RAZON 1 17% 39% 22% santo7 GESTA 27 79% 61% 18% RAZON 7 21% 39% 18%Los personajes de la Gesta estaban convencidos de la eficacia de sus oraciones. Su indefectibilidad se convierte en un recurso de la insinuación a lo largo del discurso. En los versos citados quedaban anunciadas unas venturosas bodas, y con éstas unos venturosos días de vida en unión familiar. Se cumpliría con igual plenitud la oración de doña Jimena por su esposo:
Y se vería cumplida la oración del Campeador por los suyos: La visión escéptica del autor de la Razón se ve expresada en la frustración no solo de los deseos del Campeador sino, lo que es más importante, de sus oraciones. Contraria a los intereses y a la plegaria del Cid fue la probada cobardía de los Infantes:
Quedó frustrada la oración del moro Abelgalbón:
Se vio frustrada la oración de doña Jimena al despedir a sus hijas, cuando se disponían éstas a viajar a Carrión:
Se vio frustrada, claro está, la oración suplicante de Diego González en los últimos duelos:
¿Pudo un mismo autor en el curso de su composición cambiar tan radicalmente el valor de las oraciones? Las diferencias no sólo nos indican dos "movimientos dramáticos," como opinaba J. Horrent, sino también dos visiones filosóficas en este caso teológicas de difícil reconciliación en un mismo individuo. Los que crean en la composición unitaria del Cantar se verán forzados a inventar a un autor de una enorme reflexión y un soberbio control de recursos, un autor con una impresionante habilidad de camaleón artístico. Un autor, en una palabra, demasiado adelantado para su época. Para creer en un autor de tan gran talento artístico es precisa mayor fe que para creer en dos autores. El autor de la Gesta, que a lo largo de toda su narración había dado a la oración un poder infalible y que a lo largo de toda su narración había empleado la oración como un anuncio del futuro, al acabar su obra se despidió de sus personajes de los oyentes o lectores, asegurándonos que los recién casados habían gozado de una larga luna de miel, de dos años de ininterrumpida felicidad en Valencia, en compañía de todos. Y al despedirse, les auguró a las jóvenes parejas, con la plena seguridad que sus oraciones garantizaban, que vivirían eternamente felices, en perfecta armonía:
Aquel anuncio del ángel San Gabriel en el sueño mientras que visquiéredes bien se fará lo to 406 se había realizado sin falla. Si el presagio angélico no había fallado, si todas las oraciones se habían cumplido hasta este verso final de la Gesta, habrá razón para pensar que en la mente e intención de su autor se les predestinaba a los jóvenes esposos a una vida eternamente feliz, de la que el Cid y los suyos estarían siempre orgullosos; una vida tan feliz por los siglos de los siglos como lo había sido durante los dos primeros años. El autor es el lector quien, seguro de que todas las oraciones se cumplían, y de que las dos parejas habían vivido en paz y armonía durante dos años, se alegraba de imaginarse, de identificarse con aquellos personajes eternamente felices, viviendo unos con otros, para siempre, en amor y compaña. FIN. Una vez que la Razón, a partir de los primeros versos, vino a desmentir la infalibilidad del mensaje angélico y de la plegaria última de la Gesta, valdrá concluir lógicamente que el argumento y tema de esta segunda composición no habrían pasado ni por la imaginación del primer autor. Dado que no existe documento textual o extratextual que nos obligue a pensar en un solo autor para las dos composiciones, el gran peso de la razones expuestas nos obliga a concluir que de veras el autor de la Gesta acabó su obra allí donde nos dijo:
Casualidad e irracionalidad. La meticulosa ilación de causa y efecto, esa narración progresiva ascensional del Cid y todos los suyos, sin titubeos, sin saltos ni sobresaltos a lo largo de la Gesta, esas relaciones de los hombres unos con otros, movidos a actuar por motivos realistas, actuando siempre como era de esperar, se rompió en el pórtico mismo de la Razón con el susto inesperado del león. Frente a la causalidad de la Gesta domina en la Razón la casualidad. Los motivos realistas de los hombres de carne y hueso de la Gesta ceden el paso en la Razón a los motivos de un animal fantasmagórico; sucede lo que no era de esperar. Se apoyan los motivos peculiares de cada composición en dos términos recurrentes y exclusivos de cada una de ellas: el pan de la Gesta y el león de la Razón. Libro Casos %Real %Esperado Diferencia pan8 GESTA 14 100% 61% 39% RAZON 0 0% 39% 39% león9 GESTA 0 0% 61% 61% RAZON 13 100% 39% 61%Para los que no sepan geografía ni historia o prescindan de ellas, los acontecimientos de la Gesta, sus episodios, son narrados como si fueran históricos y del suelo hispano; si para el historiador muchos de ellos no fueron históricos, para el crítico literario pudieron serlo, debieron serlo. Se narran todos en el estilo de la historia, se describen en el estilo de la geografía. Incluso el sueño del Cid es un fenómeno altamente verosímil; el soñar es común a los mortales. El sueño pertenece a nuestro acontecer diario, y sus mensajes pertenecen al patrimonio de la humanidad. Es inadecuado catalogar el sueño del Cid de la Gesta en la misma categoría de lo misterioso del suceso del león. Todos los sucesos de la Gesta y sus lugares eran de esperar; los acontecimientos se suceden en devenir natural y lógico, y las palabras tienen un sentido propio y común. En la Razón se comienza ya con lo inesperado; aquel león que se escapa de la jaula, que aterra a los vasallos y que, ante la sorpresa de todos, se avergüenza ante el Cid, trasciende las experiencias humanas:
El poyo que se nos había descrito en la Gesta era un lugar que se podía visitar, que se debía visitar; estaba en Mont Real y era verdaderamente maravilloso, grande:
El robledal de Corpes de la Razón, por el contrario, nadie sabe dónde caía; era un lugar escalofriante, que sobrecogía al imaginárselo:
Esos episodios y esos lugares de la Razón son de creación literaria, de poder mágico. En ésta la casualidad, la sorpresa, el incidente inesperado se reflejan también en un vocabulario peculiar que examinaremos más adelante. Los personajes de la Razón se mueven en un mundo inestable donde ha dejado de imperar lo pragmático; los individuos se ven expuestos a los vaivenes de los acontecimientos y, consecuentemente, a los vaivenes de sus emociones. Al no poder controlar los hechos, los personajes se ven en la situación de "arrepentirse." Ese arrepentirse va unido a sentimientos de desquite, que vienen expresados en la Razon con términos que le son exclusivos: de vergüenza (envergonçó 1198), de deshonra, traición y otros. El volverse atrás de lo prometido, o lo ya dado, induce a los personajes a la reclamación, que se expresa en la Razón con los vocablos exclusivos de entergar y de demandar, éste en la acepción de "reclamar judicialmente. " En íntima relación con la reclamación de los bienes está la venganza por los agravios y el reto, como un modo de reclamación de la dignidad y el honor. En la Gesta no cabía el vengarse; todos los sucesos, todos los acontecimientos, todas las acciones procedían en un curso lógico y premeditado. Un hilo irrompible, el crematístico, de causalidades, había hilvanado entre sí todos los sucesos de la Gesta, desde el primero, el destierro, hasta el último, las bodas. De fibras de sustancia ilusoria en bordado de casualidades parecía estar urdida la Razón, desde aquel imprevisible león del comienzo, hasta aquellos Infantes de Navarra y Aragón que, llovidos del cielo, sorprendieron a todos los de las Cortes con la petición de mano de Doña Elvira y Doña Sol. Aparecieron así, de pronto, como un deus ex machina fulminante y maravilloso:
El medianero de la Gesta. En la Gesta jugaba un papel importantísimo, en ese hilván de causalidades, el intermediario, al comienzo como enemigo malo, acusador ante el rey, y a lo largo de la acción el intercesor celestial, ángel y santos, o el hombre bueno. En el plano preternatural la corneja del comienzo actuó como portadora de un mensaje divino, trayéndole al desconsolado Cid un rayito de esperanza, un motivo de albricias (v. 14). En el plano más trascendental, entre Dios y los hombres, servía de mediación la plegaria, para que el Criador los librara de mal: Libro Casos %Real %Esperado Diferencia nos curie11 GESTA 5 83% 61% 22% de mal RAZON 1 17% 39% 22%Aunque no en todos los casos aparezcan con misión de medianeros, la Gesta está poblada de intercesores celestiales: aquí y allí aparece la gran medianera, Santa María; aparece el ángel Gabriel, el anunciador de buenas nuevas, que se le aparece en sueños con un mensaje celestial (v. 406); y aparecen los santos, entre ellos San Pedro, en frase muy enfática: y ruego a San Pedro que me ayude a rogar (263). Libro Casos %Real %Esperado Diferencia Santa María12 GESTA 15 83% 61% 22% RAZON 3 17% 39% 22% María Madre13 GESTA 5 83% 61% 22% RAZON 1 17% 39% 22% santo14 GESTA 27 79% 61% 18% RAZON 7 21% 39% 18%En el plano terrenal de la Gesta era el mediador el hombre racional movido por un motivo, por un propósito. Encontramos al personaje mediador en situaciones de adversariedad, en simples transacciones de negocio, y en las de arreglo de bodas. Su finalidad es tratar de poner de acuerdo a dos personajes de alto protagonismo antes de que éstos se entrevisten o enfrenten directamente; su misión era precisamente de evitar con esta mediación un resultado sorprendente, el embarazo de un fracaso o la necesidad de recurrir a un tribunal o a las armas. Entre los hombres buenos se destacaba, claro está, Minaya con sus repetidas embajadas hasta conseguirle al Cid el perdón y el amor del rey. Destacado papel de mediador fue el de Martín Antolínez en los preparativos del empeño de las arcas. Hubo incluso un intento de mediación ante el Conde de Barcelona, cuando éste se disponía a marchar contra el Cid:
El medianero era tan importante en la mente del autor que el desatenderle, como en el caso del Conde, sólo servía para acarrearse la derrota. El Conde no se había regido por los cánones de aquella comunidad ideal al gusto del autor de la Gesta; y por ello, no por su rango de nobleza o su condición de franco, fracasó. El mismo rey, una vez reconciliado con el Campeador, cumple con el papel de medianero entre éste y los Infantes de Carrión:
En la petición de manos fue mediador el propio monarca; y en las bodas fue Minaya el que asumió la delegación real, el manero (2133), o padrino (2138). El espía de la Razón. El medianero humano no cabía en la administración del mundo de la Razón. La corneja de la Gesta había aparecido a tiempo, con un presagio de albricias; en la Razón se acordó el Cid de unos agüeros que había visto viólo en los aueros 2615 cuando ya no había remedio. El mensaje le llegó tarde; en la economía del autor de la Razón el mensajero carecía de efectividad. En la novelita psicológica, entre unos personajes y otros se erguía reiteradamente y con exclusividad el espectro del león.15 Habría en ésta otros casamientos, casamientos que carecieron de preparativos, que simplemente se anunciaron y se realizaron así, súbitamente, sin manero ni padrino. Fueron directamente los Infantes de Navarra y Aragón los que aparecieron y solicitaron el casamiento:
El medianero de la Gesta era en todos los casos un hombre movido por unos motivos racionales, por unos propósitos de ganancia. El autor de la Razón dio un mentís al prominente papel del intermediario en la Gesta; la labor de mediación paciente, meticulosa y racional del hombre bueno cedió el paso a la del espía que acecha y denuncia. De manera intermitente aparece el león como el justificativo de las actitudes y las acciones de los personajes. Parece incluso que el león escapado vino a hacer el papel de espía preternatural que desenmascaró el ánimo de los Infantes: un ilusorio león que puso en marcha un conflicto ascensional gobernado por la sorpresa, el pánico, la burla, la venganza y la vergüenza. En aquel primer episodio del león se habían esbozado con extraordinaria técnica proemial los elementos estructurales de la acción dramática: las emociones que establecen el envés de la acción de la Gesta, lo inesperado, lo ilógico, lo jocoso, lo brutal y lo vergonzoso; incluso el Cid adquiere unos rasgos de carácter entre lo misterioso y lo fantasmal, próximo al sonambulismo. La aparición al final de los Infantes de Navarra y Aragón debe juzgarse tan directa y sobrecogedora como la del león; venidos de tierras lejanas, surgieron de pronto en medio de todos, para resolver el misterio anunciado en el pórtico por el león, para corroborar aquella supremacía del Cid, para restablecer crecidamente la honra de éste y la de los suyos, y a darles participación en la más alta aristocracia de España:
Del poder de la espada al de la palabra. Aquellos Infantes de Carrión, como criaturas de la Gesta, se habían interesado en las hijas del Cid por sus riquezas, riquezas ganadas con la espada. Estos Infantes de Navarra y Aragón muestran su interés por las mismas mujeres tras habérseles restituido su honor en las cortes, en virtud de la palabra. El poder de la espada en la Gesta ha cedido en la Razón al poder de la palabra. El personaje en la Gesta tiene como distintivo el çeñir espada, descripción casi exclusiva: Libro Casos %Real %Esperado Diferencia çeñir espada17 GESTA 12 92% 61% 31% RAZON 1 8% 39% 31%Los personajes de la Razón emplearían la palabra con un poder verdaderamente destructor. El Cid, antes de cortar a Búcar por la mitad, le había tajado con su palabra tajaremos amistad 2411; en las Cortes, el Cid aniquila con su palabra a Don García como analizaré en el siguiente capítulo y cada uno de los vasallos, con anterioridad a los duelos, destruye y desmoraliza con la palabra a sendos hermanos González. En la polémica la lucha es con palabras, de ahí que el Cid exhortara y tratara de infundir valor a Vermúdez, animándole a hablar, en modo imperativo:
Al adversario se le desarmaba privándole, imperativamente, de la palabra; la victoria consistiría en reducir al contrincante al silencio y hacerle otorgar o confesar la verdad. Pero Vermúdez reta verbalmente a Fernando:
Martín Antolínez arremete así contra Diego:
Muño Gustioz embiste contra Ansur:
Interviene el Rey en las Cortes, para imponer silencio:
En fin, el verbo callar es exclusivo de la Razón: Libro Casos %Real %Esperado Diferencia callar, etc18 GESTA 0 0% 61% 61% RAZON 12 100% 39% 61Si a callar le sumamos otras expresiones perifrásticas relacionadas con el silencio fincar la voz, acabar o dexar la razón encontramos la siguiente desproporción: Libro Casos %Real %Esperado Diferencia silencio19 GESTA 2 10% 61% 51% RAZON 18 90% 39% 51%No es contradictorio que en la Razón abunde la palabra, por una parte, y el silencio, por otra; el silencio se requiere en el público que quiere, que tiene que escuchar (término exclusivo):20
La victoria de los del Campeador no consistiría en aquellos duelos del final que vendrían a ser poco más que protocolarios. La victoria consistió en el triunfo de la palabra de los del Cid. El premio al bando vencedor siguió inmediatamente al terminar el combate verbal. Tan pronto como el rey impone silencio y anuncia los retos para un futuro próximo los que han rebtado lidiarán 3391, súbitamente aparecen en la escena los Infantes de Navarra y Aragón a pedir el casamiento con doña Elvira y doña Sol.
Parece como si el autor de la Razón hubiera querido desmentir o al menos completar al de la Gesta: no es la providencia, o la buena conducta, o la causalidad inherente a toda buena acción, la que rige sin falla los eventos del mundo o las relaciones sociales. El hombre no debe fiarse de la indefectibilidad de las buenas obras; por si fallan, debe poseer el dominio de la palabra persuasoria. Con esta palabra y un poco de suerte (deus ex machina) logrará triunfar:
N O T A S IV. DOS FILOSOFIAS
1. I do not like von Richthofen's idea about the independent authorship
and precedence in time of Cantar II, especially as it requires assumptions
about very early dates ... The proposal of Garci-Gómez in his 1975 book
and 1977 edition, that Cantar III is an independent unit, a "razón" by a
different author, seems to me ill-supported and unhelpful" (The making
73). Más tarde, como he señalado ya, añadiría Smith sobre mi división
binaria que le parecía "pervertida e inservible": "perverse and unhelpful"
("On editing" 8).
Libro Casos %Real %Esperado Diferencia ------------------------------------------ 9. león (13): RAZON 2282, 2295, 2297, 2298, 2548, 2556, 2719, 2762, 3330, 3331, 3337, 3338, 3363. . 10. Podría sumarse a éstos el rey Búcar, un rey misterioso, no identifica do en la historia. El autor parece retar al oyente, como jugando al acertijo: aqueste era el rey Búcar, si le oiestes contar (2314). Esta frase recuerda a la esotérica expresión de Cristo: "qui potest capere capiat" (Mateo 19, 12). 11. que ... nos curie de mal (6): GESTA 329, 364, 1396, 1407, 1410; RAZON 2890. Esta expresión es una fervorosa invocación de contenido conceptual. Hay otras frases de carácter puramente expresivo y de decoro, como Dios vala, por amor del Criador o plega a Dios que aparecen con una diferencia de porcentaje respectivo de 0%, 44% ó 15%, a favor de la Razón. 12. Santa María (18): GESTA 52, 215, 218, 273, 282, 333, 822, 1267, 1462, 1475, 1637, 1654, 1668, 2237, 2274; RAZON 2524, 2645, 2782. 13. María Madre (6): GESTA 333, 1267, 1637, 1654, 1668; RAZON 2524. 14. santo (34): GESTA 48, 52, 94, 215, 218, 273, 282, 319, 333, 342, 360, 614, 822, 924, 1047, 1267, 1462, 1475, 1637, 1654, 1668, 1750, 2149, 2237, 2274, 2274, 2277; RAZON 2370, 2447, 2524, 2645, 2782, 2928, 3049. < 15. Para explicar las diferencias entre las dos partes del Cantar se suele recurrir a veces a las razones o exigencias del tema. Dado que en la Razón dominan los conflictos y las desavenencias entre los personajes era de esperar, en ese caso, que el mediador hubiera ocupado un lugar prevalente, y así hubiera sucedido de ser uno y el mismo el autor del Cantar. Al no suceder en la Razón lo que se esperaba, habrá que atribuirla a otro autor. 16. Así se expresa el manuscrito. Los historicistas (Michael, Smith, Horrent, acudillados por Menéndez Pidal), tras haber admitido que en la "Afrenta" prevalece la ficción, arremeten otra vez aquí contra el texto del original y le añaden partículas y vocablos para acomodarle a sus pretensiones. 17. çeñir espada (13): GESTA 41, 58, 78, 175, 439, 875, 899, 1574, 1595, 1706, 1961, 2185; RAZON 2615. . 18. callar, fincar la voz, mudo (12): RAZON 2558, 2953, 3167, 3211, 3302, 3302, 3310, 3362, 3383, 3390, 3401, 3409. 22 19. (20): 951, 1348; RAZON 2558, 2953, 3167, 3211, 3293, 3302, 3302, 3310, 3329, 3352, 3362, 3372, 3383, 3390, 3392, 3401, 3409, 3463. 20. Es curioso que en la Gesta, en la que abundan los ruidos, predomina la expresión inceptora Oíd, Oídme (más en el c. VI), mientras que en la Razón se emplea escuchar, más apropiado cuando su objeto es la palabra. 21. F. Heer sabe evocar como es debido el ambiente de convivencia que reinaba en la España del siglo Xll, ambiente que inspiró tolerancia en el alma de algunos francos que la visitaron, comentando de esta manera: "Next to these frank intellectuals were those aristocratic, knightly laymen who never lost sight of the humanity of their opponents, even in the heat of battle. Two outstanding examples must suffice. The Spanish epic, Cantar de mio Cid (composed between 1140 and 1160), relates the heroic deeds of the Cid, the Spanish national hero of the Reconquista, a knight of the eleventh century. Based on the day-to-day narrative of one of the Cid's companions, the poem tells its tale with innocent candour and an air of veracity. It describes the Cid's exquisite courtesy in his dealings with the Moorish nobility, his gentle treatment of them and readiness to come to terms (he himself had spent many years in his service). Thus, for example, after taking a castle he would entrust it on his departure to the defeated Moors; and the Moors gave him their blessing as he left" (117). En otros lugares de su obra el historiador destaca cómo Castilla fue un lugar de refugio para los judíos perseguidos en Al-Andalus (250), en Inglaterra, Francia y Alemania (257). |